La Biblia de las Américas (© 1997 Lockman)
`El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.'La Nueva Biblia de los Hispanos (© 2005 Lockman)
"El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios."'"
Reina Valera Gómez (© 2010)
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.
Reina Valera (1909)
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice á las iglesias. Al que venciere, daré á comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.
Sagradas Escrituras (1569)
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias: Al que venciere, daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del Paraíso de Dios.
`El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.'La Nueva Biblia de los Hispanos (© 2005 Lockman)
"El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios."'"
Reina Valera Gómez (© 2010)
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.
Reina Valera (1909)
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice á las iglesias. Al que venciere, daré á comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.
Sagradas Escrituras (1569)
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias: Al que venciere, daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del Paraíso de Dios.
ὁ
ἔχων οὖς ἀκουσάτω τί τὸ πνεῦμα λέγει ταῖς ἐκκλησίαις· τῷ νικῶντι δώσω
αὐτῷ φαγεῖν ἐκ τοῦ ξύλου τῆς ζωῆς, ὅ ἐστιν ἐν τῷ παραδείσῳ τοῦ θεοῦ.
Revelation 2:7 New American Standard Bible (© 1995)
'He who has an ear, let him hear what the Spirit says to the churches. To him who overcomes, I will grant to eat of the tree of life which is in the Paradise of God.'
'He who has an ear, let him hear what the Spirit says to the churches. To him who overcomes, I will grant to eat of the tree of life which is in the Paradise of God.'
3588 [e]
7 HO
7 Ὁ
7 He that
7 Art-NMS
7 HO
7 Ὁ
7 He that
7 Art-NMS
2192 [e] echōn ἔχων has V-PPA-NMS |
3775 [e] ous οὖς , an ear N-ANS |
191 [e] akousatō ἀκουσάτω let him hear V-AMA-3S |
5101 [e] ti τί what IPro-ANS |
3588 [e] to τὸ the Art-NNS |
4151 [e] pneuma πνεῦμα Spirit N-NNS |
3004 [e] legei λέγει says V-PIA-3S |
3588 [e] tais ταῖς to the Art-DFP |
1577 [e] ekklēsiais ἐκκλησίαις . churches N-DFP |
3588 [e] Tō Τῷ To him that Art-DMS |
3528 [e] nikōnti νικῶντι , overcomes V-PPA-DMS |
1325 [e] dōsō δώσω I will give V-FIA-1S |
846 [e] autō αὐτῷ to him PPro-DM3S |
5315 [e] phagein φαγεῖν to eat V-ANA |
1537 [e] ek ἐκ of Prep |
3588 [e] tou τοῦ the Art-GNS |
3586 [e] xylou ξύλου tree N-GNS |
3588 [e] tēs τῆς – Art-GFS |
2222 [e] zōēs ζωῆς , of life N-GFS |
3739 [e] ho ὅ which RelPro-NNS |
1510 [e] estin ἐστιν is V-PI-3S |
1722 [e] en ἐν in Prep |
3588 [e] tō τῷ the Art-DMS |
3857 [e] paradeisō παραδείσῳ paradise N-DMS |
3588 [e] tou τοῦ – Art-GMS |
2316 [e] theou θεοῦ . of God N-GMS |
7.
El que tiene oído.
Es decir, preste atención a los consejos que se han dado (ver com. cap.1: 3; cf. com. Isa. 6: 9-10; Mat. 11: 15). Esta misma declaración acompaña la promesa para cada una de las siete iglesias.
Oiga.
El verbo griego usado aquí significa oír con comprensión (cf. com. Hech. 9: 4). El oír la Palabra de Dios no tiene sentido si la vida no es modelada a semejanza de lo que se ha oído (ver com. Mat. 19: 21-27).
Las iglesias.
La promesa dirigida particularmente a la iglesia de Efeso es, en un sentido especial, para todas "las iglesias" de los tiempos apostólicos representadas por esta iglesia; pero aunque era particularmente apropiada para ella, se aplica también a los creyentes de todas las edades (ver com. cap. 1: 11).
Venciere.
La flexión del verbo en griego implica que la persona "continúa venciendo". La victoria es un tema que se repite en el Apocalipsis. Las promesas del Apocalipsis han sido especialmente preciosas para los perseguidos hijos de Dios de todos los siglos. Sin embargo el contexto (vers. 2-6) sugiere que esta victoria es en un sentido especial el triunfo sobre los falsos apóstoles y maestros que habían estado tentando a los creyentes a comer del árbol del conocimiento humano. ¡Cuán apropiado es que la recompensa por la victoria sea el acceso al árbol de la vida!
Árbol de la vida.
Ver com. Gén. 2: 9; Apoc. 22: 2.
El que tiene oído.
Es decir, preste atención a los consejos que se han dado (ver com. cap.1: 3; cf. com. Isa. 6: 9-10; Mat. 11: 15). Esta misma declaración acompaña la promesa para cada una de las siete iglesias.
Oiga.
El verbo griego usado aquí significa oír con comprensión (cf. com. Hech. 9: 4). El oír la Palabra de Dios no tiene sentido si la vida no es modelada a semejanza de lo que se ha oído (ver com. Mat. 19: 21-27).
Las iglesias.
La promesa dirigida particularmente a la iglesia de Efeso es, en un sentido especial, para todas "las iglesias" de los tiempos apostólicos representadas por esta iglesia; pero aunque era particularmente apropiada para ella, se aplica también a los creyentes de todas las edades (ver com. cap. 1: 11).
Venciere.
La flexión del verbo en griego implica que la persona "continúa venciendo". La victoria es un tema que se repite en el Apocalipsis. Las promesas del Apocalipsis han sido especialmente preciosas para los perseguidos hijos de Dios de todos los siglos. Sin embargo el contexto (vers. 2-6) sugiere que esta victoria es en un sentido especial el triunfo sobre los falsos apóstoles y maestros que habían estado tentando a los creyentes a comer del árbol del conocimiento humano. ¡Cuán apropiado es que la recompensa por la victoria sea el acceso al árbol de la vida!
Árbol de la vida.
Ver com. Gén. 2: 9; Apoc. 22: 2.
Al comer del árbol de la vida, Adán y Eva iban a tener la oportunidad de
expresar su fe en Dios como el sustentador de la vida, así como al guardar el
sábado demostraban fe en su Creador y lealtad a él. Con ese propósito, Dios
había dotado al árbol con una virtud sobrenatural. Su fruto era un antídoto para
la muerte y sus hojas servían para el sostén de la vida y la inmortalidad. Los
hombres continuarían viviendo mientras pudieran comer de él (MM 366; PP 44).
Uno de los árboles fue llamado el árbol de "vida", literalmente "la vida", hajayyim . El hecho de que esta palabra sea plural en su forma, se explica reconociéndola como un plural de abstracción; el artículo definido indica que este árbol tenía algo que hacer con "la" vida como tal. Es decir, que se obtendría o preservaría la vida al consumir su fruto. Sin embargo, los otros árboles del huerto, siendo buenos "para comer" también estaban destinados a sustentar la vida. Si un árbol se distingue de los otros por el extraordinario nombre de "árbol de vida", sus frutos deben haber tenido el propósito de mantener la vida de una manera diferente de los otros árboles y con un valor resaltante. La declaración de que comer del fruto de este árbol haría que el hombre viviera "para siempre" (cap. 3: 22) muestra que su valor difería enteramente del de los muchos otros árboles útiles del huerto.
Este árbol es un símbolo de la vida eterna que procede de la fuente de vida. Cf. Apoc. 908 21: 10; PP 46; CS 703, 706; EGW, Material Suplementario com. Apoc. 22: 2.
En medio.
Como en el jardín del Edén (Gén. 2: 9). La ubicación destaca la importancia del árbol en el plan de Dios para un mundo perfecto.
Paraíso.
Ver com. Luc. 23: 43. El huerto del Edén era el "paraíso" en la tierra. Cuando el Edén sea restituido a este mundo (ver PP 46-47; CS 704, 706), la tierra llegará nuevamente a ser un "paraíso".
En cuanto a la aplicación del mensaje a la iglesia de Efeso en determinado período en la historia, ver Nota Adicional al final de este capítulo; y en cuanto a la aplicación del mensaje a la iglesia literal, ver com. Apoc. 1: 11.
Uno de los árboles fue llamado el árbol de "vida", literalmente "la vida", hajayyim . El hecho de que esta palabra sea plural en su forma, se explica reconociéndola como un plural de abstracción; el artículo definido indica que este árbol tenía algo que hacer con "la" vida como tal. Es decir, que se obtendría o preservaría la vida al consumir su fruto. Sin embargo, los otros árboles del huerto, siendo buenos "para comer" también estaban destinados a sustentar la vida. Si un árbol se distingue de los otros por el extraordinario nombre de "árbol de vida", sus frutos deben haber tenido el propósito de mantener la vida de una manera diferente de los otros árboles y con un valor resaltante. La declaración de que comer del fruto de este árbol haría que el hombre viviera "para siempre" (cap. 3: 22) muestra que su valor difería enteramente del de los muchos otros árboles útiles del huerto.
Este árbol es un símbolo de la vida eterna que procede de la fuente de vida. Cf. Apoc. 908 21: 10; PP 46; CS 703, 706; EGW, Material Suplementario com. Apoc. 22: 2.
En medio.
Como en el jardín del Edén (Gén. 2: 9). La ubicación destaca la importancia del árbol en el plan de Dios para un mundo perfecto.
Paraíso.
Ver com. Luc. 23: 43. El huerto del Edén era el "paraíso" en la tierra. Cuando el Edén sea restituido a este mundo (ver PP 46-47; CS 704, 706), la tierra llegará nuevamente a ser un "paraíso".
En cuanto a la aplicación del mensaje a la iglesia de Efeso en determinado período en la historia, ver Nota Adicional al final de este capítulo; y en cuanto a la aplicación del mensaje a la iglesia literal, ver com. Apoc. 1: 11.
NOTA ADICIONAL DEL CAPÍTULO 2
La aplicación de los diversos mensajes para las siete iglesias a siete períodos consecutivos de la historia de la iglesia (ver com. cap. 2: 1) sugiere, naturalmente, la conveniencia de utilizar una serie de fechas de transición para facilitar la coordinación de los distintos mensajes con sus respectivos períodos históricos; sin embargo, al procurar fijar tales fechas, es bueno recordar que: (1) la profecía de las siete iglesias no implica un tiempo exacto en el sentido común de la palabra, porque no la acompañan datos cronológicos específicos. Tiene que ver principalmente con las sucesivas vicisitudes de la iglesia, y difiere en mucho de profecías como las que se refieren a los 1.260 días de Dan. 7:25, los 2.300 días del cap. 8:14 y las 70 semanas del cap. 9:25. (2) Es difícil delimitar con fechas exactas los grandes períodos de la historia. Usadas con este fin las fechas son, en el mejor de los casos, hitos útiles de un carácter más bien general sin determinar límites exactos. La verdadera transición de un período a otro es un proceso gradual; sin embargo, conviene escoger fechas aproximadas para ayudar a correlacionar los mensajes con los acontecimientos correspondientes de la historia. Algunos pueden sugerir fechas diferentes de las que se dan a continuación y usarían expresiones diferentes para describir los diversos períodos; pero estas diferencias de fechas y nombres no afectan esencialmente el mensaje general de las cartas a las siete iglesias.
1. Efeso . Por consenso general, el período que aquí se representa abarca la era apostólica, y por lo tanto puede extenderse aproximadamente desde el año 31 d. C., año de la ascensión de nuestro Señor (ver t. V, pp. 249-253), hasta el año 100 d. C.
La aplicación de los diversos mensajes para las siete iglesias a siete períodos consecutivos de la historia de la iglesia (ver com. cap. 2: 1) sugiere, naturalmente, la conveniencia de utilizar una serie de fechas de transición para facilitar la coordinación de los distintos mensajes con sus respectivos períodos históricos; sin embargo, al procurar fijar tales fechas, es bueno recordar que: (1) la profecía de las siete iglesias no implica un tiempo exacto en el sentido común de la palabra, porque no la acompañan datos cronológicos específicos. Tiene que ver principalmente con las sucesivas vicisitudes de la iglesia, y difiere en mucho de profecías como las que se refieren a los 1.260 días de Dan. 7:25, los 2.300 días del cap. 8:14 y las 70 semanas del cap. 9:25. (2) Es difícil delimitar con fechas exactas los grandes períodos de la historia. Usadas con este fin las fechas son, en el mejor de los casos, hitos útiles de un carácter más bien general sin determinar límites exactos. La verdadera transición de un período a otro es un proceso gradual; sin embargo, conviene escoger fechas aproximadas para ayudar a correlacionar los mensajes con los acontecimientos correspondientes de la historia. Algunos pueden sugerir fechas diferentes de las que se dan a continuación y usarían expresiones diferentes para describir los diversos períodos; pero estas diferencias de fechas y nombres no afectan esencialmente el mensaje general de las cartas a las siete iglesias.
1. Efeso . Por consenso general, el período que aquí se representa abarca la era apostólica, y por lo tanto puede extenderse aproximadamente desde el año 31 d. C., año de la ascensión de nuestro Señor (ver t. V, pp. 249-253), hasta el año 100 d. C.