La Biblia de las Américas (© 1997 Lockman)
que decía: Escribe en un libro lo que ves, y envía lo a las siete iglesias: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.La Nueva Biblia de los Hispanos (© 2005 Lockman)
que decía: "Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea."
Reina Valera Gómez (© 2010)
que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia; a Éfeso, y a Esmirna, y a Pérgamo, y a Tiatira, y a Sardis, y a Filadelfia, y a Laodicea.
Reina Valera (1909)
Que decía: Yo soy el Alpha y Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envía lo á las siete iglesias que están en Asia; á Efeso, y á Smirna, y á Pérgamo, y á Tiatira, y á Sardis, y á Filadelfia, y á Laodicea.
Sagradas Escrituras (1569)
que decía: YO SOY el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete Iglesias que están en Asia: a Efeso, y a Esmirna, y a Pérgamo, y a Tiatira, y a Sardis, y a Filadelfia, y a Laodicea.
que decía: Escribe en un libro lo que ves, y envía lo a las siete iglesias: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.La Nueva Biblia de los Hispanos (© 2005 Lockman)
que decía: "Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea."
Reina Valera Gómez (© 2010)
que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia; a Éfeso, y a Esmirna, y a Pérgamo, y a Tiatira, y a Sardis, y a Filadelfia, y a Laodicea.
Reina Valera (1909)
Que decía: Yo soy el Alpha y Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envía lo á las siete iglesias que están en Asia; á Efeso, y á Smirna, y á Pérgamo, y á Tiatira, y á Sardis, y á Filadelfia, y á Laodicea.
Sagradas Escrituras (1569)
que decía: YO SOY el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete Iglesias que están en Asia: a Efeso, y a Esmirna, y a Pérgamo, y a Tiatira, y a Sardis, y a Filadelfia, y a Laodicea.
λεγούσης,
Ὃ βλέπεις γράψον εἰς βιβλίον καὶ πέμψον ταῖς ἑπτὰ ἐκκλησίαις, εἰς
Ἔφεσον καὶ εἰς Σμύρναν καὶ εἰς Πέργαμον καὶ εἰς Θυάτειρα καὶ εἰς Σάρδεις
καὶ εἰς Φιλαδέλφειαν καὶ εἰς Λαοδίκειαν.
Revelation 1:11 New American Standard Bible (© 1995)
saying, "Write in a book what you see, and send it to the seven churches: to Ephesus and to Smyrna and to Pergamum and to Thyatira and to Sardis and to Philadelphia and to Laodicea."
saying, "Write in a book what you see, and send it to the seven churches: to Ephesus and to Smyrna and to Pergamum and to Thyatira and to Sardis and to Philadelphia and to Laodicea."
11 3004 [e]
11 legousēs
11 λεγούσης ,
11 saying
11 V-PPA-GFS
2993 [e]
Laodikeian
Λαοδίκειαν* .
Laodicea
N-AFS
11 legousēs
11 λεγούσης ,
11 saying
11 V-PPA-GFS
1473 [e] Egō {Ἐγώ I Ppro-N1S |
1510 [e] eimi ἐιμι am V-PIA-1S |
3588 [e] to τὸ the Art-NMS |
1 [e] Alpha Α Alpha Noun |
2532 [e] kai καὶ and Conj |
3588 [e] to τὸ the Art-NMS |
5598 [e] Ō Ω Omega Noun |
3588 [e] HO Ὃ the Art-NMS |
4413 [e] prōtos πρῶτος first Adj-NMS |
2532 [e] kai καὶ and Conj |
3588 [e] ho ὁ the Art-NMS |
2078 [e] eschatos ἔσχατος ; last Adj-NMS |
2532 [e] kai καὶ} , and Conj |
3739 [e] HO Ὃ What RelPro-ANS |
991 [e] blepeis βλέπεις you see V-PIA-2S |
1125 [e] grapson γράψον write V-AMA-2S |
1519 [e] eis εἰς in Prep |
975 [e] biblion βιβλίον , a book N-ANS |
2532 [e] kai καὶ and Conj |
3992 [e] pempson πέμψον send V-AMA-2S |
3588 [e] tais ταῖς to the Art-DFP |
2033 [e] hepta ἑπτὰ seven Adj |
1577 [e] ekklēsiais ἐκκλησίαις : churches N-DFP |
1519 [e] eis εἰς to Prep |
2181 [e] Epheson Ἔφεσον , Ephesus N-AFS |
2532 [e] kai καὶ and Conj |
1519 [e] eis εἰς to Prep |
4667 [e] Smyrnan Σμύρναν , Smyrna N-AFS |
2532 [e] kai καὶ and Conj |
1519 [e] eis εἰς to Prep |
4010 [e] Pergamon Πέργαμον , Pergamum N-AFS |
2532 [e] kai καὶ and Conj |
1519 [e] eis εἰς to Prep |
2363 [e] Thyateira Θυάτειρα , Thyatira N-ANP |
2532 [e] kai καὶ and Conj |
1519 [e] eis εἰς to Prep |
4554 [e] Sardeis Σάρδεις , Sardis N-AFP |
2532 [e] kai καὶ and Conj |
1519 [e] eis εἰς to Prep |
5359 [e] Philadelpheian Φιλαδέλφειαν* , Philadelphia N-AFS |
2532 [e] kai καὶ and Conj |
1519 [e] eis εἰς to Prep |
Laodikeian
Λαοδίκειαν* .
Laodicea
N-AFS
11.
Yo soy el Alfa.
Ver com. vers. 8. De acuerdo a los vers. 17 y 18 es claro que estos títulos se aplican en este caso específicamente a Cristo; sin embargo, la evidencia textual establece (cf. p. 10) la omisión de las palabras " "Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último" " . Están omitidas en la BJ, BA, BC y NC.
En los vers. 4-10 Juan dirige a las siete iglesias su propia declaración introductoria de las circunstancias en las cuales le fue dado el Apocalipsis. Comenzando con el vers. 11 presenta la autorización que recibió directamente de Cristo para escribir el Apocalipsis. Es apropiado que así lo hiciera, porque ésta es " "la revelación de Jesucristo" (vers. 1). La revelación empieza con el vers. 11.
Un libro.
Gr. biblíon, "libro", generalmente e hojas de papiro, el tipo de libro más común en los días de Juan. Ver t. V, p. 114.
Lo que ves.
La comunicación visual y la percepción predominan en el Apocalipsis (ver com. vers. 2). Juan vio visiones, escenas panorámicas simbólicas, las que describe tan plena y exactamente como es posible hacerlo dentro de los límites que impone el lenguaje humano. Muchos de esos símbolos superan a las palabras y las experiencias humanas. Al apóstol a veces le faltan palabras para describir apropiadamente lo que ve, como por ejemplo cuando contempla el trono de Dios (cap. 4: 3, 6). Sin embargo, a través del Apocalipsis la grandeza de la forma en que Dios dirige el universo, la intensidad del gran conflicto entre Cristo y Satanás y la gloria del triunfo final, se describen más vívida y magníficamente que en otras partes de las Escrituras.
Las siete iglesias.
El orden en que se enumeran las iglesias aquí y en los cap. 2 y 3, representa el orden geográfico en que viajaba un mensajero que llevaba una carta desde Patmos a esas siete ciudades de la provincia de Asia. Hay más información acerca de la geografia de las siete iglesias en las pp. 91- 106 y en el t. VI, mapa frente a p. 33. Se puede saber más acerca de cada una de estas iglesias en los mensajes particulares dirigidos a ellas en los cap. 2 y 3.
Yo soy el Alfa.
Ver com. vers. 8. De acuerdo a los vers. 17 y 18 es claro que estos títulos se aplican en este caso específicamente a Cristo; sin embargo, la evidencia textual establece (cf. p. 10) la omisión de las palabras " "Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último" " . Están omitidas en la BJ, BA, BC y NC.
En los vers. 4-10 Juan dirige a las siete iglesias su propia declaración introductoria de las circunstancias en las cuales le fue dado el Apocalipsis. Comenzando con el vers. 11 presenta la autorización que recibió directamente de Cristo para escribir el Apocalipsis. Es apropiado que así lo hiciera, porque ésta es " "la revelación de Jesucristo" (vers. 1). La revelación empieza con el vers. 11.
Un libro.
Gr. biblíon, "libro", generalmente e hojas de papiro, el tipo de libro más común en los días de Juan. Ver t. V, p. 114.
Lo que ves.
La comunicación visual y la percepción predominan en el Apocalipsis (ver com. vers. 2). Juan vio visiones, escenas panorámicas simbólicas, las que describe tan plena y exactamente como es posible hacerlo dentro de los límites que impone el lenguaje humano. Muchos de esos símbolos superan a las palabras y las experiencias humanas. Al apóstol a veces le faltan palabras para describir apropiadamente lo que ve, como por ejemplo cuando contempla el trono de Dios (cap. 4: 3, 6). Sin embargo, a través del Apocalipsis la grandeza de la forma en que Dios dirige el universo, la intensidad del gran conflicto entre Cristo y Satanás y la gloria del triunfo final, se describen más vívida y magníficamente que en otras partes de las Escrituras.
Las siete iglesias.
El orden en que se enumeran las iglesias aquí y en los cap. 2 y 3, representa el orden geográfico en que viajaba un mensajero que llevaba una carta desde Patmos a esas siete ciudades de la provincia de Asia. Hay más información acerca de la geografia de las siete iglesias en las pp. 91- 106 y en el t. VI, mapa frente a p. 33. Se puede saber más acerca de cada una de estas iglesias en los mensajes particulares dirigidos a ellas en los cap. 2 y 3.
Las siete iglesias son la primera de una serie de " "sietes" que se hallan en el
Apocalipsis: siete espíritus (vers. 4), siete candeleros (vers. 12), siete
estrellas (vers. 16), siete lámparas de fuego (cap. 4: 5), un libro con siete
sellos (cap. 5: 1), los siete cuernos y siete ojos del Cordero (cap. 5: 6),
siete ángeles con siete trompetas (cap. 8: 2), siete truenos (cap. 10: 4), un
dragón con siete cabezas y siete coronas (cap. 12: 3), una bestia con siete
cabezas (cap. 13: l), siete ángeles que tienen las siete copas que contienen las
siete últimas plagas (cap. 15: 1, 7) y la bestia con siete cabezas, que se dice
que también son siete montes y siete reyes (cap. 17: 3, 9-10). Este uso repetido
del número siete con tantos símbolos diferentes, significa que esa cifra también
debe entenderse en sentido simbólico. A través de toda la Escritura el número
siete, cuando se usa simbólicamente, por lo general representa plenitud,
perfección.
Por lo tanto, cuando se aplica a las siete iglesias es de esperarse que tenga un propósito definido. Había más de siete iglesias en la provincia de Asia, pues dos iglesias de esa región -la de Colosas y la de Hierápolis- también se mencionan en el NT (Col. 1: 2; 4: 13). Por consiguiente, es razonable deducir que el Señor escogió a las siete iglesias que aquí se nombran porque eran y serían típicas de la condición de toda la iglesia en los tiempos apostólicos y también a través de toda la era cristiana (ver p. 742; cf. HAp 466-467).
Los mensajes a las siete iglesias eran aplicables a condiciones específicas de la iglesia en los días de Juan. Si no hubiese sido así, estos mensajes hubieran desconcertado y desanimado a los cristianos de las iglesias de Asia cuando los leyeran (ver com. Apoc. 1: 3). Juan hubiera resultado ser entonces un falso profeta si los mensajes que dirigía a sus iglesias no hubiesen revelado la verdadera condición de esas congregaciones y no hubieran sido adecuados para sus necesidades espirituales. Estos mensajes fueron enviados en una época en que los cristianos de Asia estaban sufriendo una gran tribulación (ver pp. 738-740), y su firme reproche, alentador consuelo y gloriosas promesas, deben haber tenido el propósito de responder a esas necesidades (ver HAp 462-470). Si las iglesias cristianas de Asia aceptaban y prestaban atención a estos mensajes, estarían preparadas espiritualmente para comprender el drama del gran conflicto descrito en el resto del Apocalipsis, y para mantener una esperanza firme en el triunfo final de Cristo y de su iglesia.
Aunque los diversos mensajes a las siete iglesias tuvieron que haberse aplicado en primer lugar a las iglesias de Asia de los días de Juan, también se aplicarían a la historia futura de la iglesia (ver p. 742). Un estudio de la historia revela que estos mensajes ciertamente son aplicables de una manera especial a siete períodos o épocas que abarcan la historia de la iglesia hasta el fin del tiempo.
Por lo tanto, cuando se aplica a las siete iglesias es de esperarse que tenga un propósito definido. Había más de siete iglesias en la provincia de Asia, pues dos iglesias de esa región -la de Colosas y la de Hierápolis- también se mencionan en el NT (Col. 1: 2; 4: 13). Por consiguiente, es razonable deducir que el Señor escogió a las siete iglesias que aquí se nombran porque eran y serían típicas de la condición de toda la iglesia en los tiempos apostólicos y también a través de toda la era cristiana (ver p. 742; cf. HAp 466-467).
Los mensajes a las siete iglesias eran aplicables a condiciones específicas de la iglesia en los días de Juan. Si no hubiese sido así, estos mensajes hubieran desconcertado y desanimado a los cristianos de las iglesias de Asia cuando los leyeran (ver com. Apoc. 1: 3). Juan hubiera resultado ser entonces un falso profeta si los mensajes que dirigía a sus iglesias no hubiesen revelado la verdadera condición de esas congregaciones y no hubieran sido adecuados para sus necesidades espirituales. Estos mensajes fueron enviados en una época en que los cristianos de Asia estaban sufriendo una gran tribulación (ver pp. 738-740), y su firme reproche, alentador consuelo y gloriosas promesas, deben haber tenido el propósito de responder a esas necesidades (ver HAp 462-470). Si las iglesias cristianas de Asia aceptaban y prestaban atención a estos mensajes, estarían preparadas espiritualmente para comprender el drama del gran conflicto descrito en el resto del Apocalipsis, y para mantener una esperanza firme en el triunfo final de Cristo y de su iglesia.
Aunque los diversos mensajes a las siete iglesias tuvieron que haberse aplicado en primer lugar a las iglesias de Asia de los días de Juan, también se aplicarían a la historia futura de la iglesia (ver p. 742). Un estudio de la historia revela que estos mensajes ciertamente son aplicables de una manera especial a siete períodos o épocas que abarcan la historia de la iglesia hasta el fin del tiempo.
Como ya lo hicimos notar, el número siete implica plenitud, y por esa razón
también parece razonable entender que estos mensajes en cierta medida describen
a toda la iglesia en cualquier momento de su historia, pues sin duda cada
congregación a través de la historia cristiana podría hallar que se describían
sus características y necesidades en uno o más de estos mensajes. Por lo tanto,
puede decirse que tienen triple aplicación: universal, local (en los días de
Juan) e histórica (o en períodos sucesivos). Un escritor cristiano de alrededor
del año 200 d. C. afirmó: "Juan escribe a las siete iglesias, y sin embargo,
habla a todas" (Texto latino en S. P. Tregelles, ed., Canon Muriatorianus, p.
19). Por ejemplo, el mensaje a la iglesia de Laodicea es particularmente
apropiado para la iglesia de hoy, sin embargo, los mensajes a las otras iglesias
también contienen palabras de admonición con las cuales ella puede beneficiarse
(ver 2JT 125, 187, 210, 255; 8T 98-99).